Un día cualquiera, a la vida se le antoja demostrarte que estás equivocado, te obliga a poner un pié fuera de ese mundo de recuerdos para hacerte ver que hay alguien maravilloso esperándote fuera.
Y te das cuenta de que todo aquello que viviste no lo era todo, quizás no era ni una mínima parte de lo que alguien está dispuesto a ofrecerte, que simplemente quiere hacerte feliz.
Hoy no cambiaría eso por aquel tiempo, ni por aquellos besos, ni por aquellas manos,porque ahora estas manos también me levantan cuando me caigo. Y aprendes que eso es lo que verdaderamente importa.
El valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad de como suceden.
PD: si has leido esta entrada,por favor dale clik a los anuncios de la banda derecha para poder mantener el blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar un comentario :D , si te atreves , comenta :)